La gran cita de la música electrónica.
Monegros aspira a superar su récord y llegar a las 45.000 almas. La decimo quinta edición del festival comenzó ayer a un ritmo frenético y con un lleno memorable.
La crisis económica ha acabado con un buen número de festivales en España, pero con Monegros no podrá esta recesión, todo lo contrario. La decimoquinta edición de la gran verbena del desierto andaba ayer camino de rozar el récord de público con más de 40.000 personas pateando sin concesión el reseco suelo de la estepa aragonesa.
A primera hora de la noche no era descabellado pensar que serÃan 45.000 las alamas entregadas al influjo de la música electrónica.
La llegada del personal al recinto fragatino fue escalonada. Quien más, quien menos, ya ha vivido alguna edición anterior y la mayorÃa repiten en este fiestón. Por eso ya no hay confusión a la hora de encontrar los accesos o ubicarse en los escenarios. Y el tiempo acompañó en la tarde de ayer.
A las 17 horas se abrÃan las puertas bajo el contundente sol del desierto, pero con una intensa brisa a punto de poder considerarse viento. Por tanto, con el cierzo acercándose se anticipaba una noche fresca en la que la chaqueta seria imprescindible.
Pero a los artistas, que nadie les pida un inicio gradual, van a por todas desde el primer momento. En el escenario Festivales de Aragón Cristian Varela estrenaba este Monegros con una sesión arrebatadora, retorciendo los conmutadores de su mesa de mezclas hasta los lÃmites. A las 19 horas eran más de 5.000 personas las que se deshacÃan bailando ante Varela como si la vida les fuera en ello. Silvia, una joven balear, le dedicaba a Cristian un enorme cartel en el que le decÃa: Quiero un hijo tuyo, pero reconocÃa su decepción porque el discjockey no me hace caso.
Mientras tanto, en el caserÃo conocido como escenario Red Bull Academy, Robert Lamart repartÃa techno del bueno. Y en las barras, tras los mostradores, camisetas y bufandas del Real Zaragoza en las paredes. Y es que toda la plantilla de camareros de esta zona se declara zaragozanos y zaragocistas. No es de extrañar, varios de ellos son conocidos peñistas del Real Zaragoza y otros por reivindicaciones como arqueros de Arco Sur. Y como hay que pagar la hipoteca, hay que buscar un sueldo extra. Por eso ponen copas en Monegros.
Más aragoneses: Los raperos Tres Monos ofrecÃan en la carpa San Miguel Experience algunas de las canciones de su nuevo disco. Viéndolos, Lilian, una chilena residente en Barcelona, veterana de Monegros, aseguraba que vengo desde el 2002, cuando esto era Groove Parade. Para ella, el festival es sagrado en el calendario y no me lo pierdo nunca. Este año, Karl Cox es la estrella, pero echo de menos a Mistress Barbara y sus cierres de festival. Pero ha cambiado de estilo de música y ya no viene a Monegros. Creo que se ha equivocado, decÃa Lilian.
Al anochecer, poco antes de la llegada de los esperados Orbital, el aspecto del recinto era espectacular. Luces espaciales, decenas de miles de personas bailando y decibelios como para provocar un terremoto. Y eso que Monegros Desert no habÃa hecho más que empezar.
Autor: Olivier Vilain
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